Comentario
En junio de 1950, muy pocas personas sabían por dónde pasaba el Paralelo 38. En pocas horas se hizo tristemente famoso, respondiendo a esa cínica afirmación, tópica en las relaciones internacionales, de que las guerras enseñan geografía. El Paralelo 38 era la demarcación provisional acordada en 1945 por Washington y Moscú para separar a las tropas de ambos países que combatían a los japoneses y evitar incidentes. A partir de entonces, los soviéticos fortificaron la frontera y colaboraron en el establecimiento de un régimen comunista en su zona; al tiempo que EE UU propiciaba un sistema parlamentario en el Sur e instruía a su ejército
Aunque con el Paralelo 38 no se quiso hacer lo que cuatro años después se hizo con Vietnam -la división en dos países, Vietnam del Norte y Vietnam del Sur- poco a poco, y más con la guerra, la separación de ambas Coreas fue radical y se ha mantenido. En el mes de abril de 2000 se escuchó, por primera vez en cincuenta años, una propuesta, primero, para la reunión de los presidentes de uno y otro país y segundo, para unas eventuales negociaciones encaminadas a la idea de reunificación. Ese sí que sería el certificado de la muerte de la guerra fría en Oriente.
El mismo 25 de junio se reunió, tal como había pedido Truman, el Consejo de Seguridad de la ONU, compuesto por cinco miembros permanentes con derecho a veto (Estados Unidos, la URSS, el Reino Unido, Francia y China) y seis no permanentes. Pero no acudieron todos sus componentes. De los once miembros -hoy son quince, desde la reforma del año 1965- del Consejo, solamente acudieron diez. Faltó la URSS.
En cierto modo, la ausencia soviética estaba justificada. El 13 de enero de ese mismo año 1950, el jefe de la delegación de la URSS, Jacob Malik, había dicho con toda claridad que no tomaría parte en los trabajos del Consejo de Seguridad "mientras permaneciera en él el representante del grupo del Kuomintang". Con esto hacía alusión a la situación anormal de los miembros permanentes del Consejo -uno de ellos, China- después de que el 1 de octubre de 1949 se hubiera proclamado la República Popular, inmensa, en el continente, y Chiang Kai-Shek (presidente de China/Formosa y líder del Kuomintang) representase solamente al territorio formosano que Beijing (o Pekín) sigue reivindicando como una de sus provincias.
En consecuencia, se presentaron a la convocatoria los seis países no permanentes y cuatro de los permanentes, en total diez. Los reunidos acordaron declarar agresores a los norcoreanos y les ordenaron que retirasen sus tropas al otro lado del Paralelo 38. La decisión fue adoptada por nueve votos y una abstención (Yugoslavia). Malik no pudo interponer su veto, lo que hubiera hecho, con toda seguridad, caso de estar presente.
Truman dispuso inmediatamente la evacuación de todos los ciudadanos norteamericanos presentes en Corea y dio órdenes a Mac Arthur para que ayudase a los surcoreanos. La única limitación fue la 7a Flota -estacionada en Japón- que se reservaba, únicamente, para la defensa de Formosa y no se quería, en modo alguno, mezclar uno y otros temas para no crear una verdadera crisis internacional.
El presidente norteamericano y el general Mac Arthur -quien había pedido ya el empleo de la infantería y cuanto esto suponía- se encontraron con un regalo cuando el Consejo de Seguridad de la ONU, reunido el 27 de junio a petición del delegado norteamericano, Warren Austin, decidió -por siete votos a uno (Yugoslavia) y dos abstenciones (Egipto y la India)- que todos los Estados miembros de la Organización tenían la obligación de ayudar a Corea del Sur. Al final, serían quince los países que apoyaron a Estados Unidos -a los surcoreanos, en definitiva- en la guerra. Por supuesto tampoco asistió a esa reunión el soviético Malik, esta vez más armado de razones, al afirmar que la convocatoria del día 25 había sido totalmente ilegal. Y, por eso mismo, tampoco pudo interponer su veto.